Me quedé sin princesa

Dirán algunos que no estuve el día que las repartieron; pero no es así.
Allí estaba,pero no,no me gustó ninguna,ni ellas me miraban con buena cara,
seguro que era algo recíproco;además,la máscara que llevaba seguro no les inspiraba mucha confianza.

El caso es que me quedé sin princesa.Pero no le dí importancia.Seguí con mi vida.Años más tarde escribiría sobre aquello que veía diariamente,y lo hacía medianamente bien,o eso creía.

Un día subí a la montaña más alta que conocía,y pretendía buscar la inspiración,quedarme con ella y que se pudiese palpar sobre el papel.

Al borde, terminando ya,siento pasos detrás mía, por lo me giro a ver que ocurre cuando a su vez una voz femenina me saluda con entusiasmo: Holaaaaa!

Después de eso no recuerdo nada,salvo ese instante de miedo al sentir el aire quieto y luego la pendiente en mi cuerpo.Sentía cada piedra,cada rama que se clavaba en mi costilla,cada bicho que me picaba.Pero nada,nada más.

Desperté medio inconsciente y ciego,tan ciego como no podría describíroslo.
No es que viera sólo el negro,sino que veía muchos colores,y con el paso de los días me dí cuenta que en ellos influía mi estado de ánimo.Pero eso es alargar la historia más de lo necesario.

Contaros cómo fue mi reacción al despertar,con dolor en toda parte de mi cuerpo,la nítida voz de aquella chica,de lo que hablamos y de los días posteriores no es posible.Vayamos a lo importante.

Me quedé sin princesa,y aún no lo sabía,pero estaba ante ella.No me dí cuenta hasta el día que me enseño a escribir más allá de lo que veía.

Los primeros días me costaba mucho,pero aquél donde sus manos rodearon mi cuerpo y cariñosamente recibí su primer abrazo preguntándome segundos más tarde que qué es lo que había sentido,siendo mi respuesta, calidez y cariño cuando en verdad lo que sentía era algo más que eso,pero por miedo a su rechazo, me callé;sabía perfectamente que sería mi princesa.

Me enseño a palpar notas de sonido,el color de su perfume,el sabor de su piel.
Finalmente,había encontrado mi princesa.
Pero mi princesa, un día, desapareció.